El “Aula Confort” de la Residencia Parque Coimbra, una realidad con excelentes resultados

Imagen del "Aula Confort" de la Residencia Parque Coimbra. Foto: Fundación AMÁS.

Imagen del «Aula Confort» de la Residencia Parque Coimbra. Foto: Fundación AMÁS.

 

El proyecto lleva casi un año funcionando, orientado a personas en proceso de envejecimiento, ha demostrado la importancia de una atención especializada en las diferentes etapas de la vida de las personas con discapacidad intelectual.

Atender y cuidar a las personas con discapacidad intelectual, también en su proceso de envejecimiento, es el objetivo del “Aula Confort” de la Residencia Parque Coimbra, en Móstoles, de Fundación AMÁS. La iniciativa lleva casi un año funcionando y el balance no puede ser más positivo, la utilización de varias terapias combinadas está dando excelentes resultados en el estado de las personas que han entrado en procesos de envejecimiento.

Se trata, como puede verse en la imagen, de una sala hogareña, que huye de tener la apariencia de un hospital, de ahí su nombre “Aula Confort”, que es lo que se busca para personas mayores que requieren tratamientos especializados y tranquilidad. Formada por dos camas y cuatro sillones, en esta sala los usuarios y usuarias van rotando para recibir todo tipo de terapias: cambios posturales, masajes, rehabilitación, hidratación y estimulación.

Los tratamientos se realizan diariamente, de lunes a viernes de 11:00 h. a 13:00 h., y en ellos participan 25 profesionales de Fundación AMÁS, entre fisioterapeutas, psicomotricistas, psicólogos, atención directa, educadores y cuidadores. Todo un equipo volcado en mejorar la calidad de vida de estas personas que han entrado en procesos degenerativos.

Detener la rapidez del proceso degenerativo.

El equipo de Atención Directa del turno de mañana de la Residencia Parque Coimbra, detectó que las personas con discapacidad intelectual más mayores no podían seguir el ritmo habitual de las actividades del centro. Al igual que le ocurre a todo el mundo, cuando nos hacemos mayores, las necesidades son distintas y por ello se buscaron alternativas y soluciones.

Así surgió el “Aula Confort”, los profesionales de Fundación AMÁS diseñaron este proyecto que está mejorando la calidad de vida de los usuarios. Se trata de seis personas con edades superiores a los 45 años que han entrado en procesos de envejecimiento con restricciones cognitivas de lenguaje  y en algunos casos Alzheimer.

Camas y sillones del "Aula Confort". Foto: Fundación AMÁS.

Camas y sillones del «Aula Confort». Foto: Fundación AMÁS.

La terapia que reciben es multidisciplinar, desde psicología, fisioterapia, hidratación, cambios posturales y estimulación. Todos van rotando de forma que reciben los tratamientos bien en las camas, o en los sillones, pero de forma alternativa. Algo que es fundamental para realizar correctamente los cambios posturales: “De esta forma evitamos las ulceras y realizamos una rehabilitación adecuada”, dice Esther Pastrana, responsable del “Aula Confort”.

Además, se realizan masajes, una correcta hidratación a base de zumos y gelatinas, sin olvidar la estimulación sensitiva, cada día de la semana se trabaja un sentido con música, colores, texturas y olores. “Hemos notado respuestas muy positivas, todos se han estabilizado, no han seguido perdiendo facultades. Si no llega a ser por los tratamientos que reciben el proceso degenerativo habría sido más rápido”, asegura Esther Pastrana.

Juan Carlos Herrera, el voluntario de “Aula Confort”.

Juan Carlos es un hombre de 47 años, usuario de la Residencia Parque Coimbra, es una persona con discapacidad intelectual que ha decidido ayudar a las personas más mayores del centro.

Se trata de un ejemplo de solidaridad en estado puro, que hace replantearse qué entendemos por “discapacidad intelectual”, porque conociendo su caso se trata de un exponente de CAPACIDAD, con mayúsculas. Juan Carlos pidió ayudar de forma voluntaria a sus compañeros que habían entrado en proceso de envejecimiento, “me gusta ayudar a los demás”, dice con total sencillez, como si su gesto fuera algo cotidiano en nuestra sociedad.

Juan Carlos Herrera, voluntario del "Aula Confort" con usuarios del servicio. Foto: Fundación AMÁS.

Juan Carlos Herrera, voluntario del «Aula Confort» con usuarios del servicio. Foto: Fundación AMÁS.

Juan Carlos se ocupa de dar masajes en el “Aula Confort” utilizando cremas para evitar la sequedad de la piel, también ayuda en la distribución de zumos y gelatinas para la hidratación, mueve las sillas de ruedas y además busca libros en la biblioteca del centro para leer en voz alta a sus compañeros.

Un exponente de la filosofía que comparten todos los profesionales de Fundación AMÁS, basada en buscar siempre alternativas que mejoren la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. El “Aula Confort” de la Residencia Parque Coimbra es un ejemplo más del trabajo de los profesionales de la entidad, lejos de adaptarse a protocolos cerrados e inamovibles, consideran a las personas con discapacidad los verdaderos protagonistas. Por ellas, en Fundación AMÁS se sigue avanzando con nuevos proyectos e iniciativas que suponen un referente en el sector de la atención a la discapacidad.